miércoles, 27 de abril de 2011

Con tristeza, los petroleros que habían tomado la sede entregaron las llaves al interventor

Los petroleros que acompañaron a Segovia hasta el final, hoy decidieron desalojar la sede de Caleta.

La situación en torno al sindicato de Petroleros Privados de Santa Cruz tiende a normalizarse. Salvo el piquete de desocupados en el ingreso a Pico Truncado, la actividad hidrocarburífera vuelve a su cauce.
Faltaba que se resolviese un atolladero: el de la toma del edificio del gremio en Caleta Olivia. Finalmente, cerca del mediodía, los delegados, afiliados y miembros de la Comisión Directiva suspendida, que habían ocupado el inmueble desde el sábado resistiéndose a la intervención, bajaron los brazos y entregaron las llaves al interventor Carlos Flaquier.
“Entregamos todo en orden, no falta nada”, dijo ante el escribano, un abogado y la presencia policial, Marcelo Salguero, quien hasta hace pocos días era el vocero del gremio. “Fue doloroso ver a compañeros llorar cuando comunicamos la decisión”, dijo el gremialista.
Para Salguero y los delegados lo que ellos hicieron no fue una toma sino una “vigilia”, para evitar que ingrese el interventor. Esto fue una protesta que fue diluyéndose a medida que sobrevenían los acontecimientos como el levantamiento del paro del otro sector que estaba en las rutas, el rechazo del gobernador Daniel Peralta a las actitudes del secretario general –ahora con el cargo suspendido-, Héctor Segovia; y la soledad en que fue cayendo este grupo que, hasta abril por lo menos, manejaba los destinos del gremio.
Flaquier, por su parte, llegó a las 13 horas aproximadamente al sindicato y, tras recibir las llaves, comenzó a observar la situación en la que se encuentra el sindicato.

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