sábado, 9 de abril de 2011

Presentación de "Los restos mortales". Hoy a las 20 horas en la Feria del Libro de Caleta


Hoy, en la Feria del Libro, a las 20 horas, es una oportunidad única de conocer a Hugo Salas, el escritor nacido en Caleta Olivia, que hizo arte de su tragedia personal. La obra se llama “Los Restos Mortales”, una novela del género policial negro, ambientada en Caleta Olivia. Elogiada por críticos de distintos diarios nacionales (ADN de La Nación, Página 12, La Voz del Interior, y revistas especializadas).
Hugo ha llegado lejos con su talento: esta novela la publicó Editorial Norma-Kapelusz, y se distribuye en todo el país.
Aquí tengo en mis manos, otra vez, el libro “Los restos mortales”. Como en su primera distribución a las librerías de Caleta y Comodoro se había agotado, varios amigos y familiares me pidieron que se los prestara.
El libro, en Caleta, ha sido recibido con cierto resquemor al comienzo. Es que se habla de un crimen conocido en esta ciudad, precisamente el de la madre del escritor. Aún muchos se acuerdan de Hugo, ha dejado amistades aquí y familiares también.
Confieso que yo no estuve cuando sucedieron los hechos de los que habla en su novela. Cuando volví a Caleta, después de varias décadas de ausencia, me di con la terrible noticia del asesinato de la dueña de la juguetería y mercería que había en la esquina de la calle donde yo vivía: Estrada.
Pero lo que más me interesaba saber es cómo un pibe con el que alguna vez me crucé en mi infancia, intercambiando quizás algunas palabras en algunos juegos en la vereda (en aquel entonces era la calle 19), un pibe cercano a mi realidad de infancia, podía haberse convertido en escritor. Cómo alguien que había vivido años esenciales de la vida de cualquier ser humano en el mismo paisaje mío, en esa misma etapa, en esa grisácea Caleta de ese entonces, podía plasmar eso en arte literario.
¿Qué interés tiene eso? El surgido a través de mis anhelos y veleidades artísticas, sobre todo; el de alguien que también piensa en clave literaria –como Hugo- muchas veces. Pero a lo mío dejémoslo para después, que no es lo importante.
Lo concreto es que aquel niño frágil de ese entonces, que compartíamos la cuadra, ahora se ha convertido en un muchacho de 35 años que es todo amabilidad, que ha recorrido un largo camino entre lecturas filosóficas y cinéfilas hasta llegar a ser columnista en los suplementos del diario Página 12 (Radar y Radar Libros); en los Inrrockuptibles, en la revista El Amante, en Radio del Plata, y en programas televisivos como “El refugio de la Cultura” (que podíamos ver por Canal Siete), entre otras labores.
Pero he aquí que aquel Hugo Salas, a quien en esta pequeña ciudad veían como un adolescente inteligente, para la mayoría de las personas de Caleta, sobre todo los mayorcitos, vuelve como un “hijo pródigo”, convertido en escritor de fuste.
¿Y la novela? La novela la leí. No crean que se trata de una novela autobiográfica más, de esas que se encargan de hacer “catarsis” fustigando al pobre papel para “cerrar” una historia personal. Puede que tenga algo de eso, pero esa no esa la intención de la novela, porque Hugo escribe no como un ser desangrado, sino como un artista, alguien ocupado en la estética, en la mímesis del dolor de uno y de otro, las ambiciones, la malicia y… la maldad a secas.
Ora colocando un elemento ficcional aquí para que la trama sea más interesante, ora dejando espacios sin decir explícitamente, ora cambiando de persona narradora (de la primera a la tercera) sin que el lector se dé cuenta, tan sutilmente; ora narrando con la malicia de un personaje o con la inocencia o el dolor de otros, los puntos de vista que se entrecruzan pero que no dan respiro en ese ambiente plagado de personas a las que las derrumban la aridez de sus sentimientos, y ambientado en ese pueblo seco y mustio como él describe a Caleta, sin nombrarla.
Hay muchos ambientes en la novela. El hotel donde se aloja el asesino que viene de Buenos Aires bien puede ser el “Capri”, el lugar del asesinato es el mismo donde ocurrió en la vida real, una whiskería donde suceden perversas relaciones sexuales puede ser cualquiera de las que hay y hubieron en el centro de Caleta.
Les prometo que voy a hablar con Hugo Salas y colgaré ese diálogo aquí, en este blog. Cuando lo vea esta tarde. Me voy a la Feria del Libro, es en la Escuela Industrial.

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